
A pesar de su apariencia de maniquí hierática, Saya domina varios idiomas, es capaz de organizar gran cantidad de tareas programadas y, como cualquier maestro que se precie, mostrar su enfado cuando los alumnos no se comportan como es debido en un amplio surtido de expresiones faciales (y no sólo de reprobación).
Este robot, así como otros de su generación, han sido diseñados para ser comercializados por empresas que deseen reducir costes y es sólo un ejemplo de los deseos del gobierno nipón de poner un robot por hogar antes del año 2015. Para ello se ha invertido gran cantidad de dinero y recursos. Actualmente, los más vendidos son los empleados para ejercer de recepcionistas y secretarias.
Jaja... ¡Vaya, vaya, con la maestra japonesa! ¿Desaparecerá la figura tradicional del maestro algún día? Yo creo que no, un robot no puede suplantar al humano en muchísimos ámbitos.
ResponderEliminarPor cierto, Víctor, has conseguido ejecutar un blog muy bueno, tanto en formato como en contenidos. Que siga así.
Saludos desde Tenerife.